Piensa en mejora no en perfección3 min read
La mayoría de cosas importantes en la vida son procesos, no hechos específicos. Normalmente cometemos el error en pensar que son hechos y no procesos, y esta pequeña diferencia tiene un gran efecto en nuestra propia escala global. Alguien no se “vuelve” honesto (o inteligente, o experto, o de alto rendimiento, o feliz) de un momento a otro. Para llegar a ser cualquier cosa hay que “convertirse”, transformarse. Me gusta mucho el vocablo inglés “to become” porque muestra con mucha precisión el concepto.
Todos queremos en algún momento ser perfectos -o casi perfectos- en algo: en nuestra profesión, en nuestro hobbie, como amigos, como familiares, como lo que sea. Y buscamos esa perfección. Sin embargo esa búsqueda puede muchas veces verse truncada si nos intentamos aproximar a esa perfección de una manera adecuada. En la mayoría de situaciones esa “perfección” es en sí misma muy difícil, sino imposible de definir. Además, cuando pensamos en ella, nos da la impresión de estar actualmente muy lejanos de esa perfección, nos da la impresión de tener una gran grieta que es muy difícil de atravesar. Por eso es mejor pensar en mejora contínua en vez de perfección. Y de nuevo se introduce una paradoja: a través de mejorar poco a poco, nos vamos acercando más rápido a esa perfección.
El enfocarnos en ser perfectos también se puede convertir en una buena avenida que termina en la procrastinación, porque nuestro concepto de perfección puede ser tan alto y nuestra habilidad o capacidad actual muy lejana, de modo que todo lo que hagamos no podrá llenar nuestros criterios, lo que nos causa frustración y para evitar esa frustración y ansiedad evitamos esa actividad que nos gusta.
El pensar en mejora, en vez de perfección, también atrae nuestra atención a lo inmediato, a lo que somos capaces de hacer ahora mismo. Al enfocarnos en hacer lo que podemos hacer ahora mismo nos da una sensasión de control, y un control, muy grande sobre nuestras acciones. Y para llegar a ser grandes en algo hay que recorrer todo el camino. Pensar en mejora nos enfoca en el camino, no en el destino. Y como consecuencia, llegaremos al destino.
Piensa en mejora. Piensa en subir tu estándar cada vez, en subir la barra. En vez de querer ir por la medalla de oro a la primera, comienza en donde puedas, y ve subiendo tu estándar poco a poco, y eventualmente te irás acercando a esa medalla de oro.
Haz tu mejor esfuerzo, no para ser perfecto, pero para ser mejor hoy que ayer, este mes mejor que el anterior, este año mejor que el pasado, este proyecto superior al anterior. No toleres que tu estándar baje. Invierte y enfoca toda tu energía en la tarea a mano, y asegúrate de que siempre sea así. Si te das cuenta que no estás dando lo mejor en lo que estás haciendo, considera mejor cambiar de actividad, y dar lo mejor en aquella otra actividad.
El mejorar poco a poco requiere compromiso. Decía Samuel Johnson que las grandes obras se logran no con fuerza, pero con perseverancia. Cada día, cada hora. Haz un compromiso contigo a mejorar cada día. Escribe algo para que todas las mañanas que te levantes lo leas, y te dispongas a mejorar en eso durante el día. Piensa en mejora, no en perfección, y te acercarás a la perfección.